El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) anunció recientemente que millones de personas en los E.U.A. contraerán enfermedades por “super gérmenes” y 23,000 pacientes morirán cada año por esta causa.
Un nuevo reporte del CDC advierte acerca del vínculo entre el uso excesivo de antibióticos y el incremento de las “
super bacterias”.
Además, este reporte reconoce que la mayoría de estas muertes relacionadas con la resistencia a los antibióticos suceden en instituciones de salud como hospitales y sanatorios.
Algunas de las amenazas más urgentes son:
Neisseria gonorrhoeae, Clostriduim difficile y Enterobacteriaceae resistente al Carbapenem (CRE)Al Dr. Thomas Frieden se le atribuye el calificativo de “
Bacteria de pesadilla”, cuando describe al CRE agregando que si la tendencia continúa igual, “el gabinete de medicamentos quizá estará vacío para pacientes que lo necesiten en los siguientes meses o años”
Pero, ¿No será nuestra dependencia al “gabinete de medicamentos” y no a la “alacena y el refrigerador” la causa origen del problema?. Enseguida me explicaré.
Nuestro botiquín de medicamentos ha estado lleno con antibióticos convencionales por demasiado tiempo. Estos son en su mayoría
compuestos monoquímicos que son demasiado simplistas comparados con la complejidad bioquímica de la gama de
compuestos antimicrobiales encontrados en las especias naturales anti-infecciosas y los extractos de plantas que muchas culturas antiguas ya conocían.
Las bacterias que han aprendido mediante complejos mecanismos a sobrevivir al envenenamiento por químicos ahora se declaran las vencedoras.
El problema es que estos agentes químicos
matan indiscriminadamente no sólo a las bacterias “malas”, sino también a las “buenas” como la
flora benéfica que nos ayuda a producir compuestos que combaten las infecciones (ej. bacteriocins, betaglucans, etc.). Además estos compuestos químicos ocasionan que las bacterias “malas” se fortalezcan y se hagan más resistentes a largo plazo.
Cuando una persona es tratada con antibióticos, estos destruyen la colonia bacterial, pero no totalmente, por ejemplo si el tratamiento sólo acaba con 99.9% (y esto es un porcentaje optimista), se genera una apariencia de éxito, pero la minoría sobreviviente (en este caso el 0.1%) de las bacterias producen factores de resistencia que se trasmiten genéticamente, y también una bio-película protectora.
Cuando este 0.1% se reproduce a niveles que ocasione el síntoma, el antibiótico original es completamente inefectivo, al contrario este antibiótico matará las bacterias benéficas, ocasionando que las bacterias dañinas prosperen en gran manera.
Ahí comienza el círculo vicioso porque al paciente le son recetados más químicos tóxicos para intentar matar a la colonia resistente a los antibióticos, repitiéndose el error nuevamente, y los nuevos sobrevivientes serán resistentes a dos tipos de antibióticos, y así sucesivamente.
Por lo tanto, estos gérmenes
no son en realidad “super-poderosos” como nos han hecho creer los medios de comunicación masiva, simplemente son resistentes a ciertas familias de antibióticos o a todas las familias, es más bien culpa del método convencional que favorece el uso de antibióticos (literalmente “
en contra de la vida”), para contrarrestar “invsores” patógenos, en vez de construir un terreno interno de micro-flora con probióticos (literalmente, “
en favor de la vida”) y compuestos alimenticios que apoyen al sistema inmunológico, el cual es la base de la salud humana.
La “industria” de la salud incluso acuña términos de la milicia para referirse a estas infecciones y curiosamente en ocasiones el método usado por esta industria es tan inefectivo como las guerras convencionales. Hay una “invasión” de microbios que, tal como si fuesen terroristas son atacados con
armas químicas, y fingen sorpresa cuando el daño colateral a los transeúntes inocentes (nuestras células y flora intestinal) sobrepasa las bajas del “enemigo”.
En vez de los químicos sintetizados en laboratorios y grandes fábricas, la
creación de Dios nos ofrece soluciones significativamente más económicas y efectivas y que no traen consecuencias secundarias. Incluso algunos de ellos pueden crecer en sus propias macetas o en su jardín.
El primer frente de batalla es contar con un sistema inmune fortalecido y con todas las “armas” y “defensas” necesarias para luchar contra las bacterias, como son: antioxidantes, ácidos grasos esenciales como omega-3, fitonutrientes de todos tipos, vitaminas, minerales y fibra vegetal. En mi libro
“La Dieta Final” describo con detalle cómo conseguir este nivel de salud y peso ideal.
También existen docenas de vegetales y hierbas que combaten a los gérmenes, un ejemplo sencillo es el ajo, quizá el más potente agente anti-microbial que se conoce, confirmado por las más modernas investigaciones médicas. Ha demostrado destruir una amplia gama de microbios resistentes a los antibióticos, incluyendo:
Pseudomonas aeruginosa, MRSA, Staphylococcus epidermidis, Klebsiella pneumonia, Mycobacterium tuberculosis, Streptococcus mutants y varias especies de
Candidia.
Conclusión:
Por muchos años, la ciencia médica ha desechado los remedios naturales para favorecer sustancias químicas y sintéticas que pueden ser patentadas y de donde se pueden obtener ganancias millonarias. No se aplica el “método científico” para comprobar la efectividad de alimentos o hierbas naturales. Afortunadamente medios como el Internet están permitiendo que cada vez más personas lleguen al conocimiento de métodos alternativos para prevenir enfermedades e incluso curarlas. Una buena alimentación es la clave de una buena salud, con la cual se requieren muy pocos medicamentos (sino es que ninguno).