Para sus propósitos de año nuevo, muchas personas elijen bajar de peso, pero en la gran mayoría de los casos, sólo queda en son buenos deseos que nunca se cumplen. Pero esto no es tanto su culpa, sino un asunto de índole cultural.
En primer lugar no hay una guía clara y sencilla para saber cuáles son en realidad los alimentos que nos engordan o nos enferman. Algunas instituciones de salud nos dicen una cosa, "expertos" en nutrición nos dicen algo diferente, nuestra tía o abuelita nos recomienda otra cosa, etc.
En la década de los 50s hasta los 80s se decía que la carne y el huevo eran muy sanos, pues proporcionaban muchas proteínas, lo mismo pasaba con la leche de vaca. Después surgieron estudios que revelaron que el huevo contenía mucho colesterol y la carne muchas grasas saturadas, las cuales son malignas.
Hoy en día está de moda la "Dieta Ketogénica" que nos predica que podemos adelgazar saludablemente comiendo carne, huevos, tocino, etc., pero no comiendo panes y otras "harinas". Otros optan por el veganismo, rechazando todo tipo de alimentos de origen animal. ¿Quién está en lo cierto?
En segundo lugar, la mayoría de las dietas o planes nutricionales "para adelgazar" sólo son versiones reducidas en calorías de nuestra alimentación común. Por ejemplo, en vez de comer 250 gramos de carne, sólo consuma 80 gramos. El problema con estos programas es que son muy difíciles de seguir, ya que requieren una gran fuerza de voluntad para sobreponerse al hambre.
Otro aspecto lamentable es que, con aras de facilitar el entendimiento, se sobre-simplifican los términos, distorsionando la información, por ejemplo:
Muchas dietas prohíben los frijoles (porotos, judías) porque caen en la clasificación de "carbohidratos". Estos genios de la nutrición desconocen que todo alimento contiene muchos nutrientes y componentes químicos y biológicos. En el caso de esta leguminosa, no sólo contiene carbohidratos, sino fibra, ácidos grasos omega 3-6-9, fitoquímicos (anticancerígenos), antioxidantes, vitaminas, minerales, y muchos otros componentes benéficos. Además los carbohidratos que provee, son del tipo "complejos", los cuales son muy saludables.
Aunque es aún un misterio cómo se procesan y se asimilan los alimentos una vez que los comemos, mediante los llamados "meta-estudios" podemos observar cómo impacta la ingesta de los alimentos en los seres humanos, y todos estos estudios apuntan claramente a ciertos alimentos que son dañinos y engordantes, y a otros que son muy saludables. Algunos, incluso ¡curan el cáncer [1], la hipertensión y la diabetes tipo 2 [2]!
Conclusión
Sí existe suficiente información para determinar qué alimentos engordan y cuáles adelgazan. También cuáles nos enferman y cuáles nos sanan. En mi
libro electrónico, la Dieta Final, explico con detalle cuáles son estos alimentos, y cómo podemos combinarlos para lograr una rápida reducción de peso sin rebotes, y obteniendo gran energía, mejorando nuestros indicadores de salud, etc.
Por lo tanto, adelgazar no es para los que tienen una férrea voluntad inquebrantable para "cerrar la boca", sino para aquellos que con inteligencia coman muchos alimentos saludables para llenar su estómago, satisfacer su hambre y alimentarse sanamente.
Podemos sustituir algunos alimentos habituales por otros, sin variar mucho el sabor, pero haciendo una diferencia inmensa en cuanto al peso que ganamos con uno y el que perdemos con el otro.
¡Que tengan un año nuevo lleno de bendiciones!